miércoles, 16 de septiembre de 2009

¿Por qué? 2ª fase

Eran algo más de las cuatro de la mañana de esa noche de septiembre, sábado, corría una brisa bastante agradable. Nos subimos a aquél autocar que nos llevaría de vuelta al pueblo, el trayecto era muy corto, la fiesta continuaría en el pueblo, quedaba mucha noche por delante. Nos sentamos juntos, tal y como hicimos a la ida, de hecho habíamos permanecido juntos toda la noche, fue como si los dos esperásemos que sucediera algo… y sucedió. A mitad del trayecto me cogiste la cara y la acercaste a tus labios, me besaste como nunca mientras notaba que las lágrimas empezaban a brotar de tus ojos y caían suavemente por las mejillas.

Te preguntabas entre sollozos que es lo que habíamos hecho mal, porque habíamos acabado así. Mis lagrimales ardían, no podía contener mucho más aquél torrente y me puse a llorar desconsoladamente, utilizando tu pecho como guarida, no quería que nadie me vieses así, nuestros amigos no merecían presenciar aquello, era su gran día, no teníamos derecho a estropeárselo. El autobús se paro en la gasolinera del pueblo, aún quedaba cierta distancia hasta la casa donde íbamos a continuar la celebración, te propuse ir dando un paseo y te negaste, a cambio me dijiste: “duerme conmigo esta noche, solo dormir, abrazados, como antes”. Nunca olvidaré esas palabras, se quedarán grabadas a fuego en mi corazón.

El resto de la noche dejo de existir para mi, acabó en aquél instante, viniste a la cama, te tumbaste a mi lado, me besaste de nuevo, me abrazaste y te quedaste dormida. Yo no pude dormir en toda la noche, solamente te miraba dormir, escuchando tu respiración, rogando que esa noche no acabara nunca, pidiendo que aquello fuera real y no solo producto de un impulso mezclado con demasiado alcohol.

Una parte de mi se quedo en aquella cama, descansando eternamente a tu lado, dejando a un lado tanto sufrimiento, viviendo la vida que me han arrebatado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario